viernes, 28 de octubre de 2011

SUSTO










Estaba oyendo las sirenas sin darle mucha importancia cuando me llamó un compañero para avisarme de que un edificio se había venido abajo. Estaba a escasos cien metros y salí corriendo. Al llegar aún había polvo y algo de confusión y empecé a disparar sin saber pero se me hizo un nudo en la garganta al pensar que bajo toda esa masa de piedra y madera podría haber alguien sepultado, desde luego imposible de sobrevivir. En un minuto apareció mi colega Miki López y nos quedamos igual de asustados con esa misma idea. Al rato nos comentaron que el edificio había sido desalojado e increiblemente recuperamos las ganas por estar allí pudiendo trabajar sin pensar cómo habría sido todo esto si tuvieramos que esperar a la desgracia que se podría haber producido.

1 comentario:

Unknown dijo...

Menudu sustu pa la gente que pasara por allí